Siempre es difícil explicar lo que siento por
mi país y es porque no siento nada.
Sinceramente, tras pagar toda la vida por el
aire que he respirado, lo que quiero es que sea mi país el que sienta algo por
mí.
Así que no toquemos los cojones con
patriotismos, banderas e himnos. Mi patria ya ha tenido más que suficiente de
mi dinero y esfuerzo.
Y ahora me toca a mí: quiero mi hermoso rostro
en el anverso de una moneda de plata de 10 euros y en el reverso la raja de mi
culo.
Entonces y solo entonces, cuando pueda pagar
mis cigarrillos con mis propias monedas, mi país y yo estaremos en paz y no me
deberá nada.
Accederé incluso a poner unas cortinas con los
colores de la bandera en el retrete.
Tengo unos ojos preciosos, la numismática ahora será más interesante y divertida.
Buen sexo.
Iconoclasta