miércoles, 21 de marzo de 2018

El viento y dios


Existe el viento, lo sé, lo he experimentado; pero dios no.
Nein, nada, cero, niente, nasti de plasti…
Porque si existiera, me habría ayudado cuando el cochino viento me estaba jodiendo: bien apoyando su sacro dedo índice en mis riñones para empujarme, bien cambiando la dirección del viento, que me soplara en el culo en lugar del pecho.
Una subida en bicicleta, con fuerte viento de cara, se convierte en dos subidas. Eso lo saben hasta los cerdos ignorantes que, escriben tuits de cuatro palabras para nada cada día.
Me ha costado veinte minutos más de mi vida llegar al final de la ruta.
He llegado con la boca llena de espumarajos, cual brioso corcel jodido por su jinete que va tan fresco y relajado en la silla. Hijo puta…
He blasfemado hasta quedarme afónico; pero dios no se ha manifestado.
El único que ha aparecido es el diablo, que me ha ofrecido dar un par de grados más de calor al viento helado a cambio de que le besara el culo.
Le he dicho que no soy maricón y he continuado mi puta marcha.
Que jodan a los divinos, a los malditos y al asqueroso y voluble planeta de mierda.

No hay comentarios: